Todos llevamos un niño dentro. Y aquí nos gusta escuchar al nuestro. Nos dice que nos divirtamos. Que probemos cosas nuevas. Que nos saltemos algunas normas. Que inventemos otras. Nos dice que una marca es como Matilda, como Buzz Lightyear, como MA Barracus o Tintín. Un personaje al que hay que dar personalidad y buscarle historias para que deje huella en el corazón de la gente. Hay que insuflarle vida. Jugar.
Dice aún más: que nos tomemos la publicidad, la comunicación y el marketing como un juego de niños: lo más importante del mundo, como sabe cualquiera que haya jugado y haya sido niño alguna vez.
Nos dice también que consideremos a nuestros clientes miembros de la pandilla, porque juntos seremos invencibles. Nos dice que imaginemos, que nos lancemos, que vivamos aventuras dignas de ser contadas.
Y desde 2015, eso hacemos.